jueves, febrero 21, 2008

Otro ejemplo para el equilibrio: unabotanica

Siempre queriendo compartir los casos que encuentro y que me parecen de interés para quienes de una u otra manera siguen o se topan con este espacio, hoy les traigo el caso de tres señoras que convirtieron su acercamiento o gusto por la naturaleza en un negocio, logrando así trabajar y tener tiempo para compartir con sus hijos y/o nietos.

El caso apareció publicado en el periódico El Nacional de Venezuela, en fecha 11 de febrero de 2008, bajo el título "Para tener éxito hay que decidir, y si no es lo correcto, se aprende".


Adriana Zuloaga tomó un avión y partió hacia Maine, en Estados Unidos, paraacompañar a su esposo en un viaje de estudios. En ese país descubrió su gran pasión: la jardinería. Con dos hijos en casa, esta profesión resultó perfecta porque que le permitía estar en contacto directo con la naturaleza y le daba tiempo libre para compartir con sus pequeños.

"Trabajé en un jardín de plantas medicinales en Maine, como jardinera y procesadora de plantas. También hice la cerámica y diseño de exteriores. Estuve cuatro años en Estados Unidos", cuenta Zuloaga.

Ese gusto por la naturaleza está en los genes de esta familia. En Venezuela, Ana Azcárate, tía de Zuloaga, ha combinado siempre en su estilo de vida el gusto por la naturaleza y el arte. Además, trabajó como curadora en el Museo de Arte Contemporáneo.

Adriana Azcárate, madre de Zuloaga, era una deportista nata, montañista y naturista."Mamá estuvo con el Proyecto Cumbre en el Everest, en el Kilimanjari y en el Cotopaxi", cuenta Zuloaga.

Cada una se acercaba a la naturaleza desde su propia perspectiva: Adriana Zuloaga con la jardinería; Ana Azcárate con el arte y Adriana Azcárate con el montañismo. Ese fue el punto de partida para iniciar un proyecto de negocios entre ellas.

La madre de Zuloaga fue a visitarla a Maine y conoció el jardín, comenzó a leer los libros y se entusiasmó. "Yo tengo muchos libros con recetas de cremas, y cuando mi mamá lo vio se enamoró e hizo la receta más difícil del libro", dice Zuloaga.


"Claro, y con esos supermercados enormes en donde se consigue variedad de productos, ella compró de todo para comenzar a hacer las cremas", recuerda Azcárate.

Desde ese momento, Adriana Azcárate y su hermana comenzaron a hacer todas las cremas del libro. "Vimos que eran una posibilidad para hacer nuestros productos de cuidado de la piel. Cada vez que hacíamos cremas para nosotras, todas las chicas de la familia querían una. Vimos que era un negocio".

Momento oportuno. Adriana Zuloaga y su esposo pronto regresarían a su patria, sin empleo y con dos hijos. Ana Azcárate estaba saliendo de su trabajo en los muesos y su hermana no estaba haciendo nada. Tres mujeres con un interés común: la naturaleza. La oportunidad no la iban a dejar pasar.

Así nació Una Botánica, empresa especializada en la fabricación de productos para el cuidado corporal con base en hierbas, flores, esencias y aceites naturales.

"Al comienzo teníamos que viajar a Miami para conseguir los productos porque aquí no había", recuerda Azcárate. Cuando sacaban las cuentas, los precios no eran bajos. Si los conocidos querían cremas, tenían que pagar su justo valor. Consiguen la materia prima nacional de buena calidad, pero es poca la variedad.


El catálogo de productos incluye labiales de menta, mandarina y chocolate; mascarilla de manzanilla, agua de rosas y loción para la cara de almendras; exfoliante de toronja, loción para el cuerpo de toronja y lavanda; aceites para aromaterapia de ylang ylang, lavanda, eucalipto y geranio; aceite de coco para el cabello; aceite medicinal de caléndula y repelente de citronella.

"Ofrecemos productos cien por ciento naturales para nutrir el cuerpo. Utilizamos ingredientes orgánicos que conservan todas sus propiedades nutritivas y terapéuticas.

Transformamos estos ingredientes con técnicas artesanales que nos permiten elaborar lotes pequeños, y garantizar la frescura de cada artículo", señalan las creadoras.

El camino no ha sido fácil, y ciertamente aún quedan muchos obstáculos, pero eso no frena el entusiasmo de Adriana Zuloaga, Ana Azcárate y Adriana Azcárate. "La toma de decisiones nunca es fácil, pero para tener éxito hay que decidir. Si no es la decisión correcta, pues se aprende y se sigue adelante", recomiendan.

Fuente: Lizcano, K. (2008). Para tener éxito hay que decidir, y si no es lo correcto, se aprende. Caracas: El Nacional, 11 de Febrerode 2008.

No hay comentarios.: