viernes, marzo 10, 2006

Un Ejemplo de Vida

Hace exactamente un mes escribí por última vez en este Blog, ya que al día siguiente recibí la terrible noticia del repentino fallecimiento de mi padre. Hoy regreso a este espacio y, como creo que en su vida él encontró ese equilibrio al que está dedicado este blog, he decidido comentar sobre él en esta entrada.

Mi padre fue Dr. en Medicina, título que obtuvo en dos oportunidades de su vida y con grandes sacrificios en ambas ocasiones. Durante su vida, ejerció una medicina muy humana, lo cual lo hizo merecedor del cariño y el reconocimiento de todo el que lo conocía. Predicó con su ejemplo y dejó tras de sí cualquier cantidad de historias de buenas acciones y agradecimientos, que se cuentan por todos los lugares donde ejerció.

Su principal sitio de trabajo –su consultorio- siempre estuvo en su casa, además de que también dedicaba varias horas al trabajo en ambulatorios y otras dependencias públicas. Esto le daba la flexibilidad necesaria para ofrecer una dedicación total a sus pacientes y, al mismo tiempo, una presencia en su hogar.

Como padre de familia fue ejemplar. Su esposa e hijos eran su orgullo, y a ellos dedicó gran parte de su vida. Se ocupó de que todos pudiéramos formarnos profesionalmente, pués decía que era la mejor herencia que podía dejarnos. Siempre estuvo presente y activo en cada ocasión en que lo necesitamos: en los buenos y en los malos momentos. Y no le importaba si a los casi 80 años tenía que recorrer un trayecto de diez horas en un mismo día para ir a conocer al nieto recién nacido, aunque sólo se quedara por un par de horas. Le encantaban esas sorpresas, y se esmeraba en prepararlas y en que nadie dijera nada para que fuera realmente una “sorpresa”.

Era sumamente creativo: a todo le buscaba una solución, un arreglo y para eso conservaba cualquier cantidad de cosas que algún día podrían servir para algo (muchas veces lo probó como cierto).

Era auténtico: decía lo que sentía y lo que pensaba, y su actuación era siempre reflejo fiel de sus creencias y sentimientos.

Tenía un excelente sentido del humor: siempre tenía una manera jocosa de ver las situaciones y a flor de labios un chiste, una broma. También era un poco poeta -le encantaba declamar y recordaba largos versos de contrapunteo-; y un poco cantante -adoraba el punto cubano, y agarraba la guitarra y “tocaba” para acompañarse- (aunque su oído musical no era precisamente su fuerte). ¡Quien sabe que hubiese podido lograr si hubiese tenido la oportunidad de educarse en estas artes!.

En fin, se fue el Dr. Gil, “El Cubano”, dejando tras de sí sólo ejemplos de vida convertidos ahora en enseñanzas (aunque muchas de ellas fueron labor conjunta de mi padre y mi madre):

- El valor de la familia. No hay momentos que recuerde con más placer que los de estar todos juntos, compartiendo, viviendo las tradiciones familiares entre risas, regaños, recuerdos.¡Era lo máximo!. Para nuestros padres siempre fue importante hacer nuestros momentos con ellos los más felices posibles, complacernos, hacer lo que nos gustaba. Doy gracias a Dios por la oportunidad de haberlo vivido, y ojalá nuestros hijos y nietos puedan encontrar eso mismo alrededor de nuestros hogares.

- La importancia de la perseverancia, de luchar por lo que uno quiere, de “pescar y no esperar que te den un pescado”, de amar lo que se hace y hacer lo que ese ama, de servir a los demás y de vivir con honestidad y autenticidad.

- “La Ley de la Relatividad”. Mi padre fue también como un segundo Einstein para mí, pués me enseñó una nueva manera de entender la relatividad, al matizar su manera de ser con sus valores. Ante las necesidades de sus hijos, no había preguntas; sólo presencia, apoyo y ayuda.

- La importancia del sentido del humor, y otras artes para hacer más hermosa la vida.

- La importancia de la creatividad, de aprovechar los recursos de que se dispone para resolver las situaciones que se presentan.

- La importancia de avanzar en las decisiones que se toman: “Cuando se toma una decisión, hay que echar pa'lante sin mirar atrás”, decía. Y agregaba: “Pa'trás ni pa'coger impulso; candela y candela”.

En fin, eso era mi padre: un hombre íntegro, de bien, luchador, auténtico, padre ejemplar, amoroso, servicial, un ejemplo de vida que hizo de cada momento un pedacito de historia para nosotros que ahora quedamos con el enorme compromiso de vivir según ese ejemplo…

No hay comentarios.: