viernes, marzo 24, 2006

"Entre la falda y LA CORBATA"

En la misma edición de la Revista EME de la cual hablé en mi entrada anterior, había otro artículo -esta vez de Silvia Mago- en el cual se habla de cómo combinar la corbata y la falda, que me pareció bien intersante. Lo voy a trasncribir, pero nuevamente les digo que si quieren ver el artículo completo en su versión original pueden buscarlo en la revista EME digital que aparece en la página de EL NACIONAL. A continuación, la transcripción:

Cuando nos lanzamos en pos del éxito profesional y lo convertimos en el norte de nuestra vida, corremos el riesgo de establecer prioridades que pueden conducirnos a conseguir el mismo a costa de sacrificar partes importantes de nosotras. Ocurre cuando queremos descollar en el ámbito profesional y nos avocamos a obtener liderazgo, control, poder, reconocimiento y autonomía económica, aunque esto nos lleve a desatender otras áreas que con el paso de los años pueden llegar a ser tan o más importantes, sólo porque no pudimos ocuparnos de las mismas con igual intensidad cuando debimos hacerlo.

No es casual que mujeres consideradas exitosas profesionalmente se sientan invadidas por una sensación de vacío interior y pérdida, una especie de vértigo de último peldaño, que al final las lleva a preguntarse si no apoyaron la escalera en una pared equivocada. Cuando examinan sus logros se dan cuenta de que no estimaron en su momento aspectos de su vida, que con el tiempo tomaron relevancia, y que ya no pueden recuperar lo que fueron dejando en el trayecto mientras se afanaban en lograr el anhelado éxito profesional: relaciones de pareja que sucumbieron a los rigores de la ausencia física y emocional; hijos que no se tuvieron porque no cabían dentro del proyecto o que se tuvieron pero ya crecieron sin haber logrado un vínculo estrecho con ellos; amistades que se diluyeron en el tiempo debido a la de falta de contacto; pérdida de los proyectos creativos propios y distanciamiento o abandono de lo que representa la esencia de su naturaleza femenina. Sin darse cuenta, terminaron aisladas del mundo y de sí mismas. ¿Qué podemos hacer para que combinen la corbata y la falda sin que desentonen entre sí y paguemos al final un sobreprecio emocional?

DEFINIR LO QUE QUEREMOS EN CADA ÁREA DE NUESTRA VIDA y darle la atención que requiere en el momento que lo necesita. Profesión, afectos y aficiones pueden conjugarse armónicamente si a cada uno le concedemos la importancia que tiene en la vida personal.

TRAZAR UNA ESTRATEGIA EN LA QUE AUTONEGOCIEMOS PLAZOS para alcanzar los objetivos que nos proponemos en cada área y estimemos a conciencia lo que podemos estar sacrificando para obtenerlos.

ESTABLECER UN CONCEPTO PERSONAL DE ÉXITO del que estemos íntimamente convencidas, en el que revisemos y separemos las expectativas propias de las de los demás y lo ajustemos a las necesidades, deseos y realidad personal.

Preguntarnos qué quiero demostrarme a mí misma y qué al resto del mundo nos permitirá aclarar desde dónde estamos actuando para luego obrar en consecuencia.

EVITAR CONVERTIR LO LABORAL EN UN MONOTEMA con el que olvidemos por completo otras actividades que pueden desarrollar distintos aspectos de nuestra personalidad.

REVISAR EL GRADO DE AMBICIÓN QUE IMPULSA NUESTRA CONDUCTA HACIA EL TRABAJO. No se trata de renunciar al desarrollo de nuestro potencial profesional, sino de encontrar un equilibrio que nos permita alcanzar lo que queremos sin renunciar a lo que como mujeres sentimos que necesitamos.

No somos exitosas si no nos sentimos en bienestar y armonía con nosotras mismas.

“NO SE TRATA DE RENUNCIAR AL DESARROLLO DE NUESTRO POTENCIAL PROFESIONAL, SINO DE ENCONTRAR UN EQUILIBRIO”

Tomado de:
Mago, S. (2006). De regreso al hogar. Revista EME. Caracas: El Nacional.

"De regreso al hogar"

La edición del 02 de marzo de 2006 de la Revista EME que circula encartada en el periódico venezolano EL NACIONAL los días jueves, tuvo como tema central "De Regreso al Hogar", y hablaba de como "Dividida entre las exigencias profesionales y las de la familia, la nueva ama de casa no siente culpa en dejar la oficina atrás para dedicar más tiempo a los suyos y a ella misma" (Ilovaca, 2006). Como creo que encuadra dentro del tema de este blog, y que además presenta algunas ideas interesantes como la redefinición del rol de la pareja, la "gerencia del hogar", el caso de la carrera en "Gestión de Servicios" que se está dictando en la Universidad de los Andes de Chile, entre otros, he considerado interesante copiar el reportaje en este espacio. Si quieren ver el artículo completo, que por cierto ha generado bastante controversia entre sus lectores, pueden encontrarlo en la revista digital que aparece en la página web de El Nacional. A continuación, la transcripción.

DECIDIERON REGRESAR AL HOGAR EN UN MUNDO DE EJECUTIVAS COMPETITIVAS.

SOY AMA DE CASA ¿y qué?


La mujer actual vive haciendo maromas entre sus ambiciones profesionales y su rol de piedra angular en una familia.

Eme conversó con algunas que consideran, sin remordimiento, que dedicarse exclusivamente al hogar es lo mejor para ellas y los suyos

Hablar de las amas de casa del siglo XXI es hablar de un proceso de evolución más que de revolución. Ya desde la década de 1990 se empezó a gestar un movimiento de ideas y valores que (opuestos al feminismo de los años 70 y 80) pregonaba un romántico renacimiento del rol del ama de casa. En Venezuela, por ejemplo, las amas de casa aumentaron (según cifras del INE) de 2,6 millones a finales de 2004 a 2,9 millones a finales de 2005.

Este fenómeno –denominado “uxorifilia” por la periodista Anne Kingston en su libro Esposa, no esposada– ha desencadenado una serie de debates y discusiones que tratan de descifrar los motivos que han contribuido a hacer del rol de ama de casa un rol atractivo. “Los más conservadores –señala Kingston– defienden que se trata de una reacción ante las promesas incumplidas del feminismo, que pretendía que las mujeres hallaran su identidad más allá de la cocina. El que las mejoras y el acceso a altos cargos no se materializaran fue interpretado como causa de la frustración femenina”.

Sin embargo, este regreso al hogar es el resultado de un proceso muy complejo que revela una redefinición del rol de la mujer: esposa o profesional. Y es que las mujeres, aún cuando trabajen, siguen siendo esposas, siguen siendo amas de casa y –sobretodo– siguen siendo madres. Así, y muy a pesar de los estudios y logros profesionales, siempre llega el momento de tomar una decisión: ¿mi hijos o mi trabajo?, ¿mi matrimonio o mi trabajo?, ¿mi familia o mi trabajo?
Estas mujeres –exitosas profesionales, dicho sea de paso, con grandes posibilidades de ascender y triunfar laboralmente– decidieron regresar a casa. Y quizás lo mejor de estas amas de casa modernas (y de las profesionales que decidieron continuar trabajando también) sea el hecho de que se trata de una decisión, no de una imposición u obligación. “Nos encontramos –otra vez en palabras de Kingston– ante una nueva definición de roles que establecerá, para mejor y para peor, una forma distinta ya no sólo de lo que significa ser esposa, sino ser mujer, ser hombre, ser humano”.
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EN VENEZUELA HAY APROXIMADAMENTE 2,9 MILLONES DE AMAS DE CASA, 300.000 MÁS QUE EN 2004*

*SEGÚN CIFRAS DEL INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA, PARA FINALES DE 2005

UNA AMA DE CASA TRABAJA EN PROMEDIO ENTRE 6 Y 9 HORAS DIARIAS DURANTE LA MAYOR PARTE DE LOS DÍAS DEL AÑO*

*SEGÚN CIFRAS DEL INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA, PARA FINALES DE 2005
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Experta Eme

La psicóloga social Mercedes Pulido conversó con Eme sobre las nuevas amas de casa. Aquí recogemos algunas de sus ideas:

Lo más importante es que se ha logrado una escogencia. El ama de casa moderna decide y escoge –sobre todo escoge– regresar a las labores del hogar, no se trata ya de un “deber ser” sino más bien de un “escoger y querer ser”. De lo que la mujer escoge hacer con su tiempo y con su vida.

Estas amas de casa modernas se perciben a sí mismas como unas “gerentes del hogar”. Y como gerentes, se sienten útiles e importantes en tanto que potencializan la educación de sus hijos, la administración de la casa, el tiempo que comparten con su pareja y la vida familiar en general.

Ellas ven el regreso a las labores hogareñas como el piso para hacer otras actividades, como una herramienta para usar (e invertir) su tiempo en tareas que les resultan gratificantes y atractivas.

Estamos ante unas mujeres de medios tiempos. Es decir, ante unas mujeres que en diferentes períodos de tiempo escogen hacer diferentes cosas.

Así, es perfectamente comprensible que, luego de haber dedicado parte de su tiempo de vida a estudiar y a trabajar, ahora decidan dedicarse a su hogar, a sus hijos y a su familia. O que, como sucede en muchos casos, trabajen sólo medio tiempo de manera que sus días se distribuyan equilibradamente entre su vida profesional y su vida familiar.

Actualmente vemos a padres que llevan y recogen a los niños en la escuela, los acompañan en sus actividades extraescolares, los ayudan en las tareas, etc. En pocas palabras, más que ante una redefinición del rol de la mujer, hoy en día nos enfrentamos ante una redefinición del rol de la pareja tanto en el hogar como en el trabajo.
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“DESPUÉS DE MI PERMISO POSTNATAL PENSÉ QUE ERA IMPOSIBLE VOLVER AL TRABAJO”Mariana Hines
35 años. Traductora

“Me casé por primera vez a los 18 años.

Viví durante algún tiempo en el exterior y luego regresé a Caracas. Mi primer hijo tenía año y medio cuando entré a trabajar en la Embajada Americana. Él se quedaba en casa con mi mamá y yo lo buscaba al salir, a las 5 pm. Las cosas se pusieron más difíciles cuando me divorcié, pero aún así creo que una como mujer es capaz de hacer eso y más. Para mí ser madre ha sido lo primordial y, aunque me perdí algunas cosas mientras trabajaba: tenía que echar para adelante con mi niñito, y lo hice. Cuando me caso con Nelson, mi segundo esposo, Federica, su hija, viene a vivir con nosotros y al tiempo nace mi hijo menor. Ya, para aquel momento, tenía 10 años trabajando para la Embajada. Me habían ascendido de grado y cambiado de departamento, y había llegado al tope en cuanto a mis labores respecta. Tomé mi permiso postnatal pero cuando el bebé cumplió cuatro meses de nacido pensé en que era imposible volver al trabajo.

Decidí renunciar porque no me sentía motivada, ya no me llenaba el trabajo.

Esperaba con ansias que fueran las cinco de la tarde para irme. A pesar de que dejé de percibir un buen sueldo, hay muchas cosas por las que cada día me regocijo de haber tomado esa decisión: estoy con mis hijos todo el día, los llevo al colegio, a las piñatas. Puedo decir que aburrida, jamás.

Estar con ellos cada día, cuando digan las primeras palabras y den los primeros pasos no tiene precio”.

TEXTO: ANA CECILIA CUEVAS
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“DECIDÍ QUE NO QUERÍA DESCUIDAR A MI FAMILIA”María Gracia Saavedra
30 años. Lic. en Administración

“Trabajé durante cuatro años en Unilever Andina. Hace casi un mes, renuncié. Mi trayectoria profesional era muy buena y me gustaba mucho lo que hacía, pero el ritmo de trabajo era muy fuerte. Cuando llegaba en la noche sólo me restaban fuerzas para bañar y dar de cenar al bebé y acostarme a dormir.

No quiero decir que sea imposible trabajar, cuidar la casa y atender al bebé, pero creo que al hacerlo una va descuidando alguna de sus principales labores.

Decidí que no quería descuidar a mi familia, porque para mí es lo primordial.

Ahora en las mañanas trato de hacer ejercicio, luego me dedico a atender las cosas de la casa: hacer mercado, pagar la luz, ir al banco, etc. Ya se fue el estrés del corre corre del día a día. Aunque no descarto la idea de volver a trabajar, yo tengo mis días llenos de cosas por hacer y por lo tanto no me aburro. Disfruto mucho lo que hago, además de hacerlo con más tranquilidad.

Poder estar más tiempo con mi familia y esposo; ver el sol en las mañana cuando salgo a hacer ejercicio.

La felicidad que siento ahora me llena mucho más que la que tenía antes”.
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UNA DE CADA TRES AMAS DE CASA TOMA PSICOFÁRMACOS PARA INTENTAR SUPERAR LAS ANGUSTIAS, MUCHAS VECES RELACIONADAS CON EL POCO RECONOCIMIENTO DE SU TRABAJO

FUENTE: WWW.CONSUMER.ES
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“LO HE TOMADO COMO UNA OPORTUNIDAD: MIS HIJAS ME NECESITAN AQUÍ”María Emilia Oteyza
29 años. Lic. en Educación

“Desde que me gradué comencé a dar clases en el que fue mi colegio.

Me casé en el 2000 y en el 2004 nació mi primera hija, Emiliana. En cierto modo, trabajar en un colegio tiene la ventaja de que cuentas con las vacaciones de agosto y los feriados. Yo di a luz en marzo y tuve seis meses para quedarme con ella, hasta que en septiembre comencé nuevamente a trabajar.

Mi trabajo tiene su cuota de estrés:
Hay que estar muy temprano en la mañana y tampoco se puede faltar, porque los niños no se pueden quedar sin maestra. Pero cuando nace Eugenia, mi segunda hija, la cosa cambia.

Ella era muy enfermiza. Fueron tiempos difíciles que me generaban demasiado estrés. El año pasado tomé la decisión de renunciar por la salud de mi hija. Y ahora hago cosas que antes me eran imposibles: Me ejercito en la mañana y comencé un postgrado en Gerencia Educativa. Me hace falta la independencia económica, pero siempre hay maneras de rebuscarse.

Comencé a vender productos con mi tía y nos va muy bien. Es algo que hago sin que me quite demasiado tiempo. Tengo pensado volver a trabajar, pero no aún. Quiero tener otro hijo y este sería un buen momento. Más adelante me gustaría mucho retomar la Educación, pero no en el aula sino a otro nivel. Antes nunca tenía tiempo de leer un libro. Ahora no sólo lo hago, sino que lo disfruto. Ya no vivo de forma atropellada, a pesar de que el trabajo de ama de casa es muy exigente e ingrato: todo tiene que estar en orden, pero nadie se pregunta cómo llegaron las toallas de la secadora al clóset, y quién mantiene las loncheras tan limpias.

Lo he tomado como una oportunidad:
mis hijas me necesitan aquí. Antes era mi esposo quien levantaba a Emiliana para vestirla y llevarla al colegio. Un día se le olvidó cepillarle los dientes y ella pasó todo el día preocupada por eso; fue lo primero que me dijo cuando me vio. Ahí me di cuenta de que hay cosas que simplemente le corresponden a la mamá.

Soy yo la que debo estar allí, vistiéndola y cerciorándome de que lleve comida en la lonchera. Son detalles que sé que ellas me agradecerán”.

TEXTO: ANA CECILIA CUEVAS
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Amas de los medios

• ¿La perfecta ama de casa?

La famosísima Martha Stewart, una especie de versión americana de nuestra Ana Teresa Cifuentes (cuyo programa estuvo 20 años en el aire), nunca fue una esposa hogareña: antes de convertirse en una exitosa empresaria y presentadora de televisión, trabajó de modelo, agente de bolsa y en el sector de catering. De todas formas, su estilo de vida presentado en la pantalla permite evadirse “a un mundo ideal”, no importa si nunca armamos una biblioteca, pintamos huevos de codorniz o preparamos suculentos pasapalos, y menos con la facilidad con la que ella parece lograrlo. En Venezuela su programa se puede ver a través de Casa Club TV, al igual que los de dos venezolanas que también dan consejos para el hogar: Kristina Wetter y Rebeca Rincón.
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LOS LLAMADOS “QUEHACERES DEL HOGAR” INCLUYEN APROXIMADAMENTE 33 ACTIVIDADES DIFERENTES

FUENTE: WWW.EL-MUNDO.ES
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Mucho más que instinto

En la Universidad de Los Andes de Santiago de Chile, ser ama de casa es mucho más que lavar la ropa, planchar, fregar los platos, cocinar, limpiar la casa, pagar el teléfono y hacer las tareas con los niños. Ya desde 1993, este cuerpo colegiado ha estado formando profesionales (mujeres) en “Gestión de servicios”, según ellos “uno de los campos laborares con mayores expectativas de crecimiento y proyección en el país”.

La carrera –dirigida sólo a mujeres– tiene una duración de cuatro años y medio y pretende potenciar y humanizar la gestión de servicio dentro de las empresas. Las estudiantes cursan materias como Administración, Teología, Química de los alimentos, Gastronomía, Nutrición, Dietética, Manutención y equipamiento, Legislación sanitaria, Contabilidad, Evaluación de proyectos, Relaciones Públicas, Filosofía del servicio, entre otras.

Educadas en el arte de servir, las alumnas opinan que lo más importante es que les enseñan a ser unas “súper mujeres”: a organizar su tiempo, a resolver cualquier eventualidad que surja en el hogar, a optimizar los recursos monetarios y materiales, a cocinar, a distribuir y decorar la casa, etc. Además, arguyen: “Aprender a hacer todas estas actividades lo mejor posible nos permitirá adecuar las labores hogareñas con un trabajo”.
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“FUE UNA DECISIÓN DE PAREJA, UNA DECISIÓN FAMILIAR” Ivette Saavedra
35 años. Lic. en Administración

“Después de dar a luz, nunca trabajé igual. Cuando regresé luego del post–natal me ascendieron. Trabajaba hasta las 8 pm, viajaba mucho y la mayoría de las veces llegaba a casa y el bebé ya estaba durmiendo. Ni siquiera tenía tiempo para estar con mi esposo pues él es piloto privado y nunca está en Caracas los fines de semana. No me sentía conforme y me pasaba el día pensando en cómo estaría mi bebé. Así, con el apoyo de mi esposo, decidí renunciar. Fue una decisión de pareja, una decisión familiar.

Confieso que fue una decisión difícil pues, además de que me gustaba mucho mi trabajo, mi familia es alemana y el trabajo es un valor muy arraigado en ella: mi mamá tiene 60 años y sigue trabajando.

Sin embargo, y aunque admiro a mi mamá, pienso que los padres están creados para ser cabeza de familia y que para ellos es más fácil despegarse de las labores del hogar y la crianza. Las mujeres, por el contrario, no podemos desentendernos de nuestro rol de madre. Con ésto no quiero decir que no se pueda trabajar y llevar la casa al mismo tiempo.

Mi mamá lo hizo (y lo sigue haciendo) y a nosotros jamás nos faltó nada. Ni que la mujer deba quedarse en casa y el hombre deba salir a trabajar, nada de eso.

Creo que hay mujeres que pueden llevar ambas cosas y hay otras que no. Yo soy una de las que no puede. Ahora tengo más tiempo para mí y para mi familia.

Hago ejercicio en las mañanas y atiendo las diligencias de la casa. En la tarde me dedico a los chamos: los ayudo en sus tareas, los llevo a sus deportes, etc. También tengo un pequeño negocio de importación con mi cuñada. A veces extraño un poco mi independencia y estar al corriente de lo último en tecnología, pero considero que la decisión fue la correcta. Agradezco poder ver cómo mis hijos crecen y disponer de tiempo para estar con mi esposo y dedicarme a mí”.

Tomado de:
Ilovaca, D. (2006). De regreso al hogar. Revista EME. Caracas: El Nacional.

viernes, marzo 10, 2006

Un Ejemplo de Vida

Hace exactamente un mes escribí por última vez en este Blog, ya que al día siguiente recibí la terrible noticia del repentino fallecimiento de mi padre. Hoy regreso a este espacio y, como creo que en su vida él encontró ese equilibrio al que está dedicado este blog, he decidido comentar sobre él en esta entrada.

Mi padre fue Dr. en Medicina, título que obtuvo en dos oportunidades de su vida y con grandes sacrificios en ambas ocasiones. Durante su vida, ejerció una medicina muy humana, lo cual lo hizo merecedor del cariño y el reconocimiento de todo el que lo conocía. Predicó con su ejemplo y dejó tras de sí cualquier cantidad de historias de buenas acciones y agradecimientos, que se cuentan por todos los lugares donde ejerció.

Su principal sitio de trabajo –su consultorio- siempre estuvo en su casa, además de que también dedicaba varias horas al trabajo en ambulatorios y otras dependencias públicas. Esto le daba la flexibilidad necesaria para ofrecer una dedicación total a sus pacientes y, al mismo tiempo, una presencia en su hogar.

Como padre de familia fue ejemplar. Su esposa e hijos eran su orgullo, y a ellos dedicó gran parte de su vida. Se ocupó de que todos pudiéramos formarnos profesionalmente, pués decía que era la mejor herencia que podía dejarnos. Siempre estuvo presente y activo en cada ocasión en que lo necesitamos: en los buenos y en los malos momentos. Y no le importaba si a los casi 80 años tenía que recorrer un trayecto de diez horas en un mismo día para ir a conocer al nieto recién nacido, aunque sólo se quedara por un par de horas. Le encantaban esas sorpresas, y se esmeraba en prepararlas y en que nadie dijera nada para que fuera realmente una “sorpresa”.

Era sumamente creativo: a todo le buscaba una solución, un arreglo y para eso conservaba cualquier cantidad de cosas que algún día podrían servir para algo (muchas veces lo probó como cierto).

Era auténtico: decía lo que sentía y lo que pensaba, y su actuación era siempre reflejo fiel de sus creencias y sentimientos.

Tenía un excelente sentido del humor: siempre tenía una manera jocosa de ver las situaciones y a flor de labios un chiste, una broma. También era un poco poeta -le encantaba declamar y recordaba largos versos de contrapunteo-; y un poco cantante -adoraba el punto cubano, y agarraba la guitarra y “tocaba” para acompañarse- (aunque su oído musical no era precisamente su fuerte). ¡Quien sabe que hubiese podido lograr si hubiese tenido la oportunidad de educarse en estas artes!.

En fin, se fue el Dr. Gil, “El Cubano”, dejando tras de sí sólo ejemplos de vida convertidos ahora en enseñanzas (aunque muchas de ellas fueron labor conjunta de mi padre y mi madre):

- El valor de la familia. No hay momentos que recuerde con más placer que los de estar todos juntos, compartiendo, viviendo las tradiciones familiares entre risas, regaños, recuerdos.¡Era lo máximo!. Para nuestros padres siempre fue importante hacer nuestros momentos con ellos los más felices posibles, complacernos, hacer lo que nos gustaba. Doy gracias a Dios por la oportunidad de haberlo vivido, y ojalá nuestros hijos y nietos puedan encontrar eso mismo alrededor de nuestros hogares.

- La importancia de la perseverancia, de luchar por lo que uno quiere, de “pescar y no esperar que te den un pescado”, de amar lo que se hace y hacer lo que ese ama, de servir a los demás y de vivir con honestidad y autenticidad.

- “La Ley de la Relatividad”. Mi padre fue también como un segundo Einstein para mí, pués me enseñó una nueva manera de entender la relatividad, al matizar su manera de ser con sus valores. Ante las necesidades de sus hijos, no había preguntas; sólo presencia, apoyo y ayuda.

- La importancia del sentido del humor, y otras artes para hacer más hermosa la vida.

- La importancia de la creatividad, de aprovechar los recursos de que se dispone para resolver las situaciones que se presentan.

- La importancia de avanzar en las decisiones que se toman: “Cuando se toma una decisión, hay que echar pa'lante sin mirar atrás”, decía. Y agregaba: “Pa'trás ni pa'coger impulso; candela y candela”.

En fin, eso era mi padre: un hombre íntegro, de bien, luchador, auténtico, padre ejemplar, amoroso, servicial, un ejemplo de vida que hizo de cada momento un pedacito de historia para nosotros que ahora quedamos con el enorme compromiso de vivir según ese ejemplo…